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“La prevención es el único antídoto contra el ruido”

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ENTREVISTA | Dr. Jordi Coromina, Jefe de Otorrinolaringología del Centro Médico TeknonQuirónsalud

“Existe una sensibilidad individual genética hereditaria frente al ruido”

Desde conRderuido.com seguimos aportando información que nos ayude a comprender cómo afecta el ruido a nuestra salud. En esta entrevista, el Dr. Jordi Coromina ofrece un dato fundamental, “existe una sensibilidad individual genética hereditaria frente al ruido”. Cada persona es un mundo y el ruido no nos afecta a todos por igual.

Con una larga trayectoria profesional, este prestigioso otorrinolaringólogo advierte del problema del ruido para nuestra salud e incide en un hecho comprobado que nos debería hacer meditar,“la percepción auditiva de un bosquimano de 60 años equivale a la de un occidental de 30”.

El Dr. Jordi Coromina es Jefe de Otorrinolaringología del Centro Médico Teknon, Grupo Quirónsalud.

R’. Doctor, háblenos de su labor en el Centro Médico Teknon.

JC. Dirijo un equipo formado por 28 profesionales, de los que 18 son especialistas otorrinolaringólogos.

He seguido el ejemplo de los despachos de abogados, en los que cuando empiezas tienes que hacer de todo.

Poco a poco vas creciendo y te rodeas de profesionales mejores que tú en diferentes áreas de especialización. Así, hay abogados para procesal, penal, laboral… Conservo mis parcelas, pero tengo un excelente equipo de médicos en las variadas especialidades de la Otorrinolaringología.

R’. ¿Existe una especialidad dentro la otorrinolaringología para el tratamiento del ruido?

JC. Cuando nos referimos al ruido tenemos que hablar de dos vertientes. Una es la hipoacusia o pérdida de audición debida al daño que puede provocar el ruido exterior, como un concierto de música rock, un trabajo con mucho ruido, etc. Otra es el problema de los acúfenos, ruidos que no provienen del exterior y que sentimos en nuestra cabeza, en nuestros oídos. Ambos tipos de problemas son muy frecuentes y se tratan en nuestra especialidad medica.

Ahora se da más importancia a los problemas de salud que puede producir el ruido externo. Recuerdo, en mi infancia, entrar en una fábrica de tejidos. El ruido de las máquinas era tremendo, brutal.

Había una serie de profesiones, como los caldereros, soldadores, textil… que estaban sometidos a mucho ruido y a poca protección.

Se empezó a ver que con el tiempo estos trabajadores tenían un desgaste del nervio del oído, que oían mal, que tenían una hipoacusia, una pérdida de audición muy acentuada.

Hago un pequeño inciso para señalar que hoy en día, el oído del hombre y de la mujer occidental de 30 años equivale al oído de un bosquimano de 60 años que no está en contacto con la civilización. Tiene tanta finura, tanta buena percepción el oído de un bosquimano de 60 años como el de un occidental de 30 años.

R’. ¿Somos más conscientes del problema del ruido?

JC. A lo largo de los años, nos dimos cuenta del daño que hacía estar expuesto a un ruido constante en la industria y entonces empezaron a aparecer las medidas de protección laboral. Hoy en día, esto está muy bien regulado.

Pero además, empezamos a observar que surgen otras fuentes de ruido, como el hecho de tener un vecino que monta fiestas, que pone la televisión o la música muy alta, y cuyo comportamiento afecta a la salud del resto de miembros de la comunidad, y aparecen síntomas como estrés, ansiedad, irritabilidad, falta de sueño e incluso reacciones violentas.

Hoy en día, cada vez más es obligatorio que en la construcción de las casas se contemple ya el aislamiento sonoro.

En Alemania, por ejemplo, está prohibido que de una pared a otra entre vecinos puedan traspasar sonidos superiores a 57 dB, la unidad que utilizamos para medir el ruido. Con el paso del tiempo, somos más conscientes del problema del ruido.

Según un estudio realizado entre personas residentes en las proximidad del aeropuerto de Heathrow, se pone de manifiesto su alto grado de exposición al ruido producido por los aviones en sus maniobras de despegue y aterrizaje.

Como consecuencia, estas personas muestran un porcentaje mucho más alto de hipertensiónestrésdepresión, etc. que otras que no sufren esa exposición al ruido. Ojo, que no sólo estamos hablando de efectos psicológicos, sino también de efectos físicos, como la hipertensión.

R’. ¿Nos estamos acostumbrando al ruido? ¿No hay ruido bueno?

JC. Sí, sucede que hay gente que se acostumbra al ruido. Tengo un amigo, también  otorrinolaringólogo, que vive en Sitges al lado de la Iglesia, que da campanadas cada cuarto de hora. El está acostumbradoy no le molesta. Pero esto no es lo habitual.

De todos los ruidos que existen en la naturaleza solo hay uno agradable, el ruido del mar. No he oído nunca a nadie decir ‘me molesta el ruido del mar’. Al contrario, es un ruido relajante, suave…

Por supuesto, esto no tiene base científica. Seguramente es un ruido tan natural, que nuestro subconsciente, nuestra psique, lo asocia a algo agradable, al sol, a la claridad, a la vida. Estos factores se imbrican, se entrecruzan y hacen que pensemos en una sensación agradable.

R’. ¿Cuándo el ruido deja de ser molestia y se convierte en una amenaza para la salud?

JC. Está muy regulado por la Organización Mundial de la Salud. Los ruidos superiores a 65 dB, tanto en la calle como en las casas, si son continuados pueden provocar daños a la salud. Ahora el lector dirá, qué quiere decir con 65 dB. La mejor manera es comparar.

65 dB es el ruido que hay en un restaurante prácticamente lleno. En una oficina tranquila, con gente hablando, pero tranquila, el ruido es de 40 dB. En una biblioteca pública, todo el mundo está en silencio, el ruido es de 20 dB. Un secador de pelo, 70 db. Eso ya es dañino. Y un concierto de rock, 130 dB.

Ahora bien, aquí hay que hacer una serie de precisiones muy importantes. El que un ruido produzca una lesión auditiva en una persona, en forma de perdida de audición, por ejemplo, que es la más frecuente, depende de varios factores: intensidadduración, el grado de irregularidad del sonido

También hay un factor individual. Hay personas que están expuestas al ruido de manera constante y no les provoca ninguna molestia y hay otras a las que sí.  Es decir, existe una sensibilidad genética hereditaria individual frente al ruido.

Un pequeño truco. Yo cuando voy a un concierto me pongo un algodón en cada oído, o en una verbena con los petardos, porque no solo se trata de la intensidad del ruido, sino también de la onda expansiva, que no entre directamente en el oído. El algodón atenúa el ruido, pero sigues oyendo la música, los petardos… sin riesgo de lesión.

R’. El ruido es un problema actual por la forma de vida…

JC. Ha habido un cambio importante en cuanto a los pacientes que acuden a nuestra consulta. Hace años lo que veíamos era sobre todo trabajadores de fábricas con mucho ruido (textil, soldadores…) Hablamos de ruidos agudos, los que se pierden con la edad… A partir de los 50 años la mayoría de personas vamos perdiendo estos ruidos agudos… Igual que la vista cansada está el oído cansado.

(En este punto el Dr. realiza sonidos para describir el ruido grave y el ruido agudo) ¿Qué es un ruido agudoPiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii. ¿Qué es un ruido graveBoooooommmm. Por que digo esto. Los ruidos graves son los que usamos para oír (escuchar). Y los ruidos agudos son los que usamos para entender lo que hemos escuchado.

Cuando las personas que trabajan en fabricas muy ruidosas venían a la consulta y les hacíamos la prueba de audición, la audiometría, comprobabamos que conservaban los ruidos graves y perdían parte de los agudos.

Por otra parte están las personas mayores que presentan fatiga auditiva u oído cansado. Estas personas te decían ‘es que oigo pero no entiendo’.

Esto ha cambiado, y vemos pocos pacientes de las fábricas, porque la legislación laboral está muy bien regulada y funciona (protección del trabajador frente al ruido).

Lo que vemos hoy en día es gente joven que abusa de aparatos de música muy sofisticados, y auriculares que se introducen en el oído (no como antes con espuma) y que emiten sonido a mucho volumen.

Vemos gente joven con 30 años que a los 40 ya tienen que llevan audífono, vemos músicos, DJ, gente relacionada con el mundo de la música, bien como oyente o bien como profesional. Esta es la mayoría de nuestros pacientes con lesiones auditivas.

Hay que tener precaución a la hora de escuchar música y no usar los auriculares ‘a todo trapo’. Siempre recomiendo la regla de los 60… si tenemos un aparato para escuchar música y no están graduados los dB, es fundamental no subir el volumen más del 60 por ciento durante más de 60 minutos. Y si lo hacemos, descansar 30 minutos, para evitar la fatiga auditiva.

R’. ¿Y el daño psíquico que provoca el ruido?

JC. Por supuesto que existe, ya lo veíamos antes, y se traduce en ansiedadestrésirritabilidad… Recuerdo un caso que se judicializó en Girona. Un vecino no podía dormir la siesta porque tenía como vecinos una familia, cuya hija de 13 años se pasaba todo el día tocando el piano, ya que estudiaba para concertista. Esta familia tuvo que indemnizar al vecino.

La libertad de cada persona termina cuando empieza la libertad de la otra. El ruido genera problemas de convivencia entre vecinos, e incluso puede generar violencia.

R’. ¿Tiene nuestro organismo defensas naturales contra el ruido?

JC. No. La única defensa es la protección. Cada uno tiene una sensibilidad diferente, como hemos visto.

No todo el mundo que vive al lado del aeropuerto de Heathrow tiene estrés o ansiedad porque se han habituado al ruido. Pero hay gente que sí. Siempre hay un factor individual, en todas las enfermedades, no solo en las patologías del ruido. La prevención es el único antídoto posible frente al ruido

R’. Necesitamos más concienciación sobre el problema del ruido, ¿cierto?

El ruido suele provocar efectos negativos a largo plazo y parece que damos menos importancia a las patologías que aparecen de forma más lenta. El ruido lesiona nuestro oído, pero lo hace, generalmente, de forma lenta.

Pero la realidad es que las células ciliadas, que son las que nos permiten oír, mueren por culpa del ruido. Pero sí, hay poca concienciación sobre este problema y el daño auditivo que provoca.

Era impensable hace unos años recomendar un audífono a una persona de 50 años y ahora empieza a ser habitual.

Y dentro de unos años lo empezaremos a recomendar a personas de 40. La gente joven en general no tienen concienciación sobre el problema del ruido.

Phil Collins explicaba en una entrevista que por no haberse protegido del ruido tiene un acúfeno, su principal problema de salud que le dificulta mucho la vida.