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Prensa-hola

Los pitidos en uno o ambos oídos y la sensación de vértigo o de movimiento pueden ser síntomas de un Síndrome de Ménière, el problema que padece la periodista Carme Chaparro y que altera la calidad de vida de quienes lo sufren. Si te pasa a ti, pide cita con tu médico porque puedes mejorar.

Los pitidos permanentes en los oídos, conocidos como acúfenos o tinnitus, no son una enfermedad, sino el síntoma de que algo no anda bien en el oído. Si además se experimentan episodios de vértigos y pérdida de audición es probable que se deba a un problema conocido como Síndrome de Ménière, el mismo que la periodista Carme Chaparro ha revelado que sufre y que afecta a dos de cada 1.000 personas. «Se trata de una enfermedad muy definida y fácilmente diagnosticable ya que esta triada -acúfenos, vértigos y pérdida de audición- solo se da en este síndrome», aclara el doctor Jordi Coromina, otorrinolaringólogo del Centro Médico Teknon, en Barcelona.

Se produce por la acumulación de líquido en el vestíbulo (el aparato que regula el equilibrio) y que está situado en el oído interno. «Podríamos equipararlo a una hipertensión, pero en lugar de darse en los vasos sanguíneos, se da en el vestibulo que acumula demasiado líquido en un espacio muy pequeño», explica el especialista. La causa es desconocida pero se han descartado factores desencadenantes como el exceso de sal, que sí influye en la hipertensión arterial. 

No existe cura, pero se controla

Lamentablemente, no existe un tratamiento definitivo para esta patología. «Nunca podremos revertir la pérdida de audición que se produce. Pero sí podemos controlar los síntomas y, sobre todo, espaciar e incluso eliminar por completo las crisis», explica el doctor Coromina. Existen diversas maneras abordar este síndrome:

Actuación en la crisis: en primer lugar se debe tratar la fase aguda de la enfermedad con medicación antivertiginosa y reposo. Existen dos principios activos: dimenhidrinato (o biodramina) o sulpirida, que alivian la sensación de vértigo.

Tratamiento de mantenimiento: para evitar que se produzcan las crisis o intentar que su frecuencia disminuya se pueden utilizar los mismos medicamentos anteriores junto a betahistina y diazepam. En algunos casos, solo es necesario prescribir betahistina, que es un fármaco que se tolera muy bien.

Inyecciones en el oído: si lo anterior falla y el paciente sigue experimentando vértigos, se administra una inyección de cortisona o del antibiótico gentamicina en el oído. «Con este último buscamos destruir el oído interno, es decir, las células que hay en el vestíbulo y con ello conseguimos anular el aparato del equilibrio y evitar las crisis. Es un tratamiento muy novedoso y que está dando excelentes resultados», afirma el otorrinolaringólogo.

Cirugía: si aún así, no se consiguiera controlar la enfermedad, se podría optar por una intervención quirúrgica denominada laberintectomía que consiste en la destrucción del aparato del equilibrio para eliminar sus funciones. Esto solo se realiza en casos muy extremos y siempre que se haya producido pérdida de audición, ya que se trata de una cirugía agresiva. Existe otra intervención, la neurectomía vestibular, que consiste en seccionar el nervio vestibular, que es el transmite la información de desequilibrio del oído al cerebro.

¡Socorro, el mundo me da vueltas!

A pesar de que Carme Chaparro ha hecho hincapié en lo molesto que resulta sufrir un pitido constante en el oído, las crisis de vértigo son quizá lo que más asusta a los pacientes ya que son altamente incapacitantes. Cuando aparecen se pierde completamente el equilibrio y se produce una ‘alucinación’ de movimiento, es decir, todo gira alrededor provocando a su vez sudoración, náuseas y vómitos. «Pueden durar minutos u horas y los días siguientes queda una sensación de inestabilidad. La frecuencia de estas crisis de vértigo es muy variable. Puede haber pacientes que sufran dos al año y otros que pueden tenerlas cada quince días».

Cuando aparecen, lo más importante, aunque pueda resultar difícil, es mantener la calma y convencerse de que no es grave. «Muchos pacientes tienen miedo de sufrir un ataque de vértigo conduciendo y tener un accidente. No va a ocurrir. Siempre hay tiempo para reaccionar, para apartarse al arcén o tumbarse», asegura el doctor Coromina.

En segundo lugar, hay que tomar la medicación de rescate, por eso es importante llevarla siempre encima. «Ayuda a que el vértigo pase antes pero los pacientes también se sienten más seguros y relajados sabiendo que tienen una medicación a mano a la que recurrir si tienen un ataque», añade el especialista. Por último, hay que tumbarse, preferiblemente en la cama o en un lugar donde se esté tranquilo y quieto.

Evita el estrés, porque lo agrava

Desafortunadamente, no existe una manera de prevenir las crisis si no es con medicación. Pero sí se ha visto que hay un factor que puede aumentar la frecuencia de estas o desencadenarlas: el estrés. «Muchas personas con migraña sufren una crisis si han estado expuestas a mucho estrés o han tenido un disgusto. Con esta enfermedad ocurre lo mismo. Por eso recomendamos que se evite en la medida de lo posible las situaciones estresantes».

Por su parte, la exposición a ruidos fuertes o extremos de forma continuada (escuchar música muy alta a través de auriculares, en salas de fiesta, el ruido de la maquinaria o la propia contaminación acústica de una ciudad) pueden agravar los tinnitus pero no el Síndrome de Ménière.

FUENTE | https://www.hola.com/salud/20171212103250/sindrome-meniere-pitidos-oidos/